No ha parado un reverdecer de días en el teclear de letras;
no han cesado de sus rescates de luces cálidas… de almas que se trepan por los
humos del tabaco; de olisquear las sabias de algún agujero de carpinteros.
De los amaneceres de familia en bicicletas de montaña; de
nuestras cartas astrológicas con alguna alegría de los geranios...nuestro
querer en ruedas de astros. Que nuevas tretas de escuela nos traerán las
bondades de un anhelo de ciudades nutridas.
No hemos dejado de salpicarnos la ternura por los juegos de
espejos en una tersura de los milenios. Los arboles llenos de los dulces azul
celeste; desenvolver otra fecha de cielos de escarcha.
Repiquetear por cordilleras de sueños las sensaciones… de
nuestras cartas que se extienden al alba.
Del agitar cada hasta pronto en los pañuelos en alto; nos acompañan las mariposas
nuestros equipajes; nos llueve el pop por las estaciones del desenfado.
Donde se unen nuestras efervescencias por las cañas
naranjas, entre las pirotecnias vegetales; pero ahora todos los garabatos son
los de las multitudes que aman en un patinaje de las estaciones. Dame, rincón
de reuniones de las canciones, dame temblor de anhelos, dame de su licor de
horizontes; un poco más de sus brillos de las presencias.
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