Quienes eran de los besos multiplicados
en una ambición de armonías…
era barajar los días
en las coronas del sueño;
nuestro rincón del árbol de las melodías,
los tapetes en la
escarcha,
la habitación de las acuarelas.
Eras nuestras pasiones comprometidas
en las sensaciones de espuma
con cada visión de los puertos…
por alguna algarabía de las devociones.
Era otra exhalación de los duendes de tierra
sobre una fibra
blanquísima.
Era cada sentir de las curvaturas,
nuestras puertas al mundo en las aguadas de las ilusiones…
nuestros estribillos en alguna ingenuidad de los rocíos.
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