De cada ronroneo,
astros de plata;
de un capricho,
y su vientre con las
formas más negritas de los sueños.
Ya pasaron,
ebrias canciones de
sábado…
despeinados por los
puntos suspensivos,
bohemios en luces de taberna
y nuestras ruedas de escarcha por sus dibujos de tinta…
nuestras ferias anímicas por sus juegos de arcoíris,
pinceles cargados de
encantos de espesuras.
De nuestros libros
con las percepciones de las flores;
de los encuentros al servicio espiritual de la belleza.
Y nuestras fechas de neón entre los arrebatos de las olas;
de los espacios para
inhalar la vida entre las palabras.
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