Esa búsqueda dispara nuestros anhelos más remotos
en los brillos de las
calles;
retorna entre melodías y coloridos bullicios,
entre los oasis del azul del subconsciente;
y cubre de sus atmósferas nuestro refugio.
Con azúcar moreno nos añade a la vida…
refresca las canciones con rocío de los trapecios.
Nos atraviesa por los jardines de nuestros espejos
para encontrarnos de lo más hermoso del corazón del sueño,
en las orillas de lo posible.
Con sus florestas compasivas
y las palabras de abrigo;
para remontar los vuelos
y expandirlos por lo más
tierno del paisaje,
por las ilusiones de
sus sonrisas;
donde se unen a la
tierra por lo enraizado de sus lealtades.
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