sábado, 29 de octubre de 2016

Ojos de plenitud.

Atrajeron en sus ojos de plenitud selvática,
encendidos neones del anhelo de multitudes…
Sombrean mis noches de fantasía
cada pintura alegre a la luz de su sonrisa;
a cada profundidad del teclado
en sus rasgos del paraíso más hermoso…
 por un aullido de conciencias en sus dedos;
 virtuosos de enredar las calles en sus jardines de  cuerdas;
deslumbrados mundillos que pasan por su pizarra de atardeceres;
 los oasis de verbena,
cada vez que te buscan,
burbujeando sus momentos,
entre los racimos dulces…


Su jugada de ases.

Superarnos en los días tibios de sus manos,
fortalezas de sensibilidad…
y el sol de las lealtades que almacena la piel;
 por los desenfadados sabores de ambientes del querer.
 Compañera de algunos pasos de baile;
 entre los grandes  salones
de un nítido puntillismo de suspiros.
 De cada sonrisa,
 luminosa flor de luna
 en el jardín de los instantes…
de nuestra álgebra en los cisnes del espejo.  

De una delicada orfebrería de estímulos,
la mirada en rocío de recreo ;
 nuestras  sensaciones por flotadores azules.
Y hemos pintado con nuestras pasiones

los rojos de su jugada de ases.

viernes, 28 de octubre de 2016

Alma.

El alma, como el querer o la sabiduría, se ve por sus reflejos en las palabras y en los actos.

Quizá nuestros mundos interiores sean como el océano, y el cerebro solo un puerto.


Nuestro mejor refugio es  la conciencia con la que nos encontramos en los buenos actos.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Los tableros sembrados.

Una secuencia de coloridos alientos,
  madrugadas que inspiran psicodelias en las cimas del pigmento;
  compasivos de floresta en los trapecios.
 Sus numeraciones  de emisoras de los trópicos utópicos.
Una contrarreloj de los espíritus de la arena.
 Los paisajes tallados de cada sentencia;
los virtuosos por las salas de relámpago .
El ajetreo de sus cabellos en nuestras cartas de aromas;
 en tableros sembrados de musicales destellos:
en los espacios de los limoneros…
poniendo a nuestros techos el pecho;
en nuestros paladares vigas de pan de amaneceres…
encendidos de cada querer en un reflejo de astros.
Derramados del consuelo de calles camufladas en sus licores grises.



domingo, 23 de octubre de 2016

Al calor de un nido.

 Tenemos  el calor de un nido de palabras en tus manos…
nuestros compañeros por las atmósferas de esencias;
 cosiendo parches de cielo;
cultivando juveniles verbos,
 en nuestra indumentaria de agujeros de lluvia…

Andarán con sus sombreros de escarcha
los negros reinos,
a cada resaca  los pasos más lentos;
engranándose a cada trabajo
en esas sensaciones de melodía.

Irán por los suspiros de los rincones,
en algún fragmento de utopía;
el lustre de nuestros colores en una armonía de espejos.

Mujeres que recolectaron esas lágrimas
en sus cuencos místicos;
andarán nuestros sueños con suelas de enredadera;
 con sus parpadeos florales,
 los mestizajes de la piel de crestas del instante.

Las reuniones de nuestras paletas
 en una rama dorada de atardeceres.
 Las luces del recuerdo en los caleidoscopios del parque
y las simbologías de las periferias.
 Los caballitos leales que juegan 
en exclamación botánica sus formas de espera.


jueves, 20 de octubre de 2016

Las parcelas de la noche.

Volverán de sus caballerías del frío en los rigores;
 ciudades de ébano.
 Nos buscarán  por desmelenados  trópicos en sus espejos de frutos;
 su éxtasis en racimos de acordes…
las percusiones de sombrillas chispeantes de orillas.
Como exuberancia de hermandades en las tabernas efervescentes.
Las paletas sombreando los latidos del sueño;
hidalguías de lo bohemio entre chimeneas de hadas.
Andarán sus espectros de arcoíris por los nudos de cócteles;
por la autosuficiencia sedosa de sus noches;

con las guindas de su parcela de estrellas.

lunes, 17 de octubre de 2016

Lagrimitas de verbena.

Con su casita en la baraja,
 los montes en el oído
 y sus juegos de  llaves del camino.
 Los óleos con colores del recuerdo
y  algunas perfumadas lagrimitas de verbena en su pañuelo blanco.
Mujer de paisajes que vibran en su cuerpo de guitarra;
su vientre en una balada de arados de viento.
 En sus ojos,
 donde se filtra el frío de los puertos por los portales del brillo;
 un bullicio de las primaveras por horizontes desenfadados.

El azul expansivo por la agilidad de los rincones de noche;
 los tactos sedosos de finos negros…
con nuestros poemas disipados por el tráfico
 y una suma de intérpretes despeinados.
 Por nuestros malabares con las burbujas
 y entre  multitudes,
atravesadas de plazas,
sus caballitos desorbitados de las estrellas…
 el humo del tabaco en sus dibujos de los leopardos.

El resguardo de una función herida por los tejados de lo subjetivo. 

sábado, 15 de octubre de 2016

Entre espumas.




Todo lo que te he buscado entre las sombras del latido;
 en las raíces del vuelo…
en cada chispa animada de la percepción.
 Entre nuestras paletas de esencias;
en las banderolas que despedían nuestros reinos.
Viajando por la canción de los pequeños mundos…
Por las ilusiones de nuestros portales en jaque.

De todo lo que nos han perseguido los ritmos de las calles solidarias.
 Los alientos de los trovadores para una corona de soles…
 Querían los vientres del monte bajo sus mantos;
querían las ciudades de abrigo sus pétalos grandes.

 De todas las tardes que nos atravesaban,
saciadas de labios;
que nos reinventaban por los ademanes de los patios interiores.

De todo lo que repiten sus ecos en cada puntuación de anises
de los borradores del sentimiento…
y la querían en sus sueños de astillero,
 en su espuma de anhelos.

Pero se ha parado mi reloj de los espíritus
y las estrellas melódicas te esperan de vuelta.


miércoles, 12 de octubre de 2016

De mis cartas para ellas.

Las palomas vuelan en nuestras cartas;
maniobras de la paz de nuestro sueño en flor de nube.
De tu sonrisa el portal en luz de luna;
de cómo Marta nos anota las direcciones del tablero
en la estación de los colores…
como nos trae cada parada su licor de acordes del recuerdo.
Ellas las que seducen ecos de infancia en las palabras del recreo.
Ellas de mundos que entienden de duendes…
donde juegan por su ciudad de raíces los autobuses de lluvia;
los días venideros en retoños de savias del corazón.

 Lidia,
 morena ,
con su nariz de un botoncillo de cupido,
 cada osadía que dibuja su carita con mis sombras.
Con todos los bailes que nos perdonen los huesos.
De una rueda liberada que reflejan nuestras manos,
del espíritu con que nombran   su linda estrella.
 Dos gotas del perfume de los muelles diluidos en el espejo infinito.


sábado, 8 de octubre de 2016

Los rincones del corazón.

El corazón tiene refugios en la frente,

sus disparos en los ojos.

Nos persigue en los brillos de su juego de espejos…

tiene el vientre donde duermen sus posos.

Cuadrilatero.

De corderillos de luces y las flores invasoras;

de nuestra agenda desbordada por sus cuatro lados.

Las banderas del álgebra del sueño;

aperturas de colores de tabernas…

de sus raíces del baile de tormentas,

a cada movimiento de un reino,

relámpago en fibra…

serpientes musicales de contienda.

Y nos guardan en pulso de tambores los tableros,

en perpetuas copas blancas de las chicas de humo

que tienen por horizonte la sed del faro.

jueves, 6 de octubre de 2016

El loro verde del océano.


Con un fragmento del tejado en su decorado de escarcha;
de los gatos jugando con la luna…
en su vida las flores que cambian de color cada día…
 de nuestros ojos la esperanza de los instantes que se encuentran.
De gargantas al relevo de un poema indefinido…
compañeros guerreros del espíritu ;
  nos reunimos en mantos de melodía .
Soñándome de su sonrisa de estrella…
o nos traen por barcos ebrios,
cantando atardeceres…
para creernos verdes brillos de tu loro de abordajes…
alguna guinda feliz de los muros del océano.


lunes, 3 de octubre de 2016

Siluetas.

Hemos abierto una lágrima,
 compañera de barquitas coloreadas;
 los trópicos que reman en su café de batalla…
 suman los amigos ,
a un suspiro de la viñeta de los cocos …

Los tejados andan llenos de lapiceros
  con que hemos escrito pájaros bajo una luna gigantesca,
 las reuniones sobre seis cuerdas de alto voltaje…
con sus otras vidas para gatos románticos en letras de centella;
 de cada cicatriz del camino
 donde despegan sus vientres plateados;
horizontes de otro aliento
 con el resguardo de ráfagas del pétalo….
 Donde pastorear mis fantasmas
y solo enamorarme  a ratos;
las siluetas de nuestro atardecer
y amortiguar con ilusionismo los trapecios.


sábado, 1 de octubre de 2016

Los lirios negros.


Me han traído hasta aquí,
 Atmósfera en un maquillaje de aparejos perdidos,
la clara luna en la exhalación de un gato…
 el armazón de tertulia de olivos…
del fragmento donde bailan promesas por los caminos….
 De los tableros donde dejamos las botas,
donde enhebramos la pulpa con los vientos
y nos multiplicamos en labios…
de murmullos que nos juegan en los cabellos;
 jurando que eran ojos de  ciudades saturadas con damas acurrucadas,
de aguaceros florecidos sobre alguna clarividencia en nuestro pasado cristalizado…
 de la curvatura de las letras en horizontes de rock…
 del teclado junto a su rinconcito de elefantes y un óleo de lirios negros.




Rincones de otoño.

Encajar nuestros huesitos en el suspiro de una casilla…
 y corresponder con pajarillos a los labios,,,
y perder en una sonrisa una enredadera…
 y perdernos de la mano del color de otro licor…
o en la dependencia de esos caleidoscopios ilimitados…
y la ciudad gatuna,
 que por tapetes del recuerdo se trepa al cielo…
 o los  autobuses  de los nidos entre  nuestras  vísceras del brillo;
de un calor que se despide hasta la nueva canción.
 Las culebrillas sobre los posos de baile,
en un abanico de verdes que endulzan el fruto de un tablero desaliñado…
 y las guitarras sobre la premonición del paisaje…
o donde nos llevarán por cada beso,
con la humildad de nuestro fondo de estiércol.
Nuestras reuniones en los mantos coloristas junto al río;
la compasión de refugios musicales,
 guarecidos,
somnolientos…