Ternura máldita

Negrita rueda de cebolla
¿ como y cuando fué?
¿decidiste disparar tu corazón?
en ojos  del  que ha sido
desenfrenado éxtasis,
que no quiso ver sus propios sables.

Esta maldita  nuestra ternura,
 donde duele el vaho de la melodía,
quiero suavidad para decepcionarla,
amiga que,
ahora,
se me lleva el aliento...
 que se lleva los colores de mi nana....

Tambores.

Si no vienes no importa,
ya encontraremos calor
 entre el plumaje del atardecer,
ya volveremos con la piel en los tambores
 que hacen vibrar nuestras sombras de sueños perdidos
sobre los fragmentos de voces de colores en la multitud...

Ya vendrán ellas,
a danzar en sus cabellos las banderas del tiempo,
 ellas,
 donde truena la sangre del rock,
sobre huesos con letras del barrio,
los versos que habitan el beso,
 corazones que se unen en espuma del rompeolas.
Con otra ronda de caricias en las copichuelas,
y pintar de pastel sus chiribitas.

Compartir.

Compartir es simiente de musicalidad en las manos.

Escribirla

Cuando ella no está,
 me animo a escribirla,
desgranar los exaltados colores del sentimiento,
 dejándome el alma,
cuando te busquen mis anhelos difuntos,
nos reencuentren nuestros firmamentos de frambuesa magnética
y comprendas cuan profundamente floreció este absurdo.

De cuanto bullicio dorado nadan tribus en tu belleza,
ultragemidos que desempañan las plumas tiernas,
arrullo donde desatamos el esqueleto.
Si creemos en un amor que aprieta los dientes
vendrás cobijo de paisajes de miel.

Los atardeceres festivos
con un loro alegre en el mástil,
pues han endulzado el cóctel,
en su mosto madurado en milenios
 con una lágrima de su amparo.

Llueve en una guitarra.

Viendo llover en una guitarra,
nuestros más pálidos rasgos,
aliados aromas de la tormenta de flores;
 borramos del corazón ,
 una dura semilla de  nuestro fruto de anhelo,
 y se nos empaña el alma,
con sus kilómetros de neón sobre la ternura del trópico;
alguna línea que nos pinta  en direcciones opuestas,
soledad heróica donde teñir banderas
Payaso en el despojo de una lágrima sobre el alambre..

Inventan Dulcineas dedos de licor
con esa guitarra donde hierven los sueños
 al calor de su sangre,
llena de moscas que danzan su aliento...
como ser un acorde de jardines del otro lado;
como un suspiro de tus fibras sensibles en cuerdas luminosas.
Un gramo de gloria en su mano,
de mendigar el tiempo,
con partituras efervescentes,
nos hablan raíces sobre nuestros pasos ,
al ritmo que tiran del carro,
en nana de dientes de rocinantes flacos...

Pajarillos sinfónicos que desgranen el sol en nuestro nido,
en el decorado que nos reinventa..
a treparme,
enredadera de besos exóticos,
a arrebatarte ,
de la fugaz sonrisa de alguna estrella.



.

Cimientos de ola.

Quiere el recuerdo otra dosis de tu vida en mi vida.
Compañera que despiertas los arados de mi pecho,
 ahora que buscan en tu belleza palabras de llama,
que han sentido los cómicos del barrio en los anzuelos del vientre,
 tus advertencias que caminan por los ritos del pecho.
Vienen a pescar en tu ternura los sueños,
 desbordar los cielos en tu luna feliz,
barcos perdidos en tus ojos de caramelo melódico,
con tu sonrisa la estela del día,
creyentes de tu cimientos de ola.

Gusanitos.

Se han escondido los ojos
del brillo de néctar
, entre multitudes,
faroles sedientos.
Busca el grito su aliento ,
nos buscan rincones oscuros,
tanta simiente de rosas panteras,
surcos  del pasado en tu piel de estrellas...
donde nos preste el cielo una mano candente,
y pintarrajeen su espanto raíces de sangre.

La letra melódica
entre el suave bullicio de la risa del agua.
A contrarreloj
nos besa la sorpresa en horas blancas,
tiran las noches del carro con gemidos de plata,
compañera de trenes sin destino.
Nuestro corazón han molido en polvo fino,
 se nos ha dispersado en los licores del viento.
Devoran delirio nuestros gusanitos de luz.

Breve sueño.

Con una guitarra de sangre, nuestra cama al viento...
cantar al breve sueño de vientos cálidos de una orquídea,
donde la percepción en el cántaro de un niño que eclipsaba las maletas del tiempo.

Por ver si nos crecen las alas del recuerdo
Y acaricia su colección de flores donde morir cantando
en  las sombras melódicas del amor
sobre ocasos que sienten dolor...
ya se desentierran raíces de fuego y digestiones frías de distancia...
resignación al decorado donde heridas,
donde las ambiciones en la lluvia que decoloró nuestra
víscera de abismo..
la dama seria que gusta de jabón y limpieza
 en sentires de agua clara.
Se va durmiendo nuestra noche de rebaños visionarios
con una parte del corazón en esa luna  de oraciones cristianas.

Rasgos.

Recordaré la suerte de haberla encontrado,
raíces de fuego en un abrazo para  estos abismos de anhelo,
compañera de los trenes sin destino
Son sus rasgos belleza y advertencia...
o una premonición sus ojos negros
de lo vrebes que llegan a ser algunos sueños
no voy a detenerla
 , si se quieren alejar sus vientos cálidos..
 digestiones frías de la distancia en guitarras de sangre,
 por el trapecio por donde nos llevan los besos y las soledades.