El sabor de la vida.

Nos encontramos en nuestra vida con el sabor que dejamos,
con el corazón verde en el ego o maduro del compañero.

El corazón de la noche.

Se enreda en las chiribitas del artista,
en sus cabellos abstraidos,
 la bruja de la burbuja...
con sus sombras bohemias de la noche amiga,
que nos navega en su risa de alas,
Espejitos nos traen los duendes de los sentimientos húmedos;
 quieren iluminarse en sus naricillas de insomnio ..
Nuestra tinta sobre la piel del azul cristalizado,
composición del mestizaje de aromas de tantos jardines enredados....
exhalación de los guerreros en simbología de esencias de la periferia..
Guardan cada feria ritual en homenajes de carpeta,
 donde adoptan las almas que se han dejado los rincones.

Un recuerdo en un motín de grillos.

Gemidos que profundizan en los reinos del color.
Al regreso de las llamas del tráfico ,
 el vaho de nuestra piel,
a la potencia de los ecos del mar...
El sudor de la insolencia caído en su fe de tierra,
 en un cultivo de pasos sufridos,
del vientre moreno,
 parto tras parto,
de mañanas tendidos
en las banderolas
de las raíces que mueven los sueños.

 Citados en la memoria del parque
 los amigos se reparten ,
cipreses que dibujan las noches,
los sentimientos envueltos en melodías de grillos,
desde los palacios de cristal,
hasta nuestro motín por las estrofas de nata....

Vereda de anarquía minúscula.

Aguacero de luna
en el estómago de la noche cristalizada,
gotera tras gotera,
en la percusión de su belleza negra...
Bailan escaques,
brillo sobre brillo,
 como de los reinos del cabello,
en cada ciclo poético...
otro aliento ,
otro quejido cosido en música de dientes
 con amplia desembocadura,
 en fresco estimulante de burbujas,
otra piel varada en la rancia indumentaria.
Canturrean,
sin compás para tus alas,
los truhanes de verbena.
por bandera la bravura de sus bragas
Arrancar un poema al mundo,
donde jueguen los trópicos
con un camaleón de cocteleras,
 con los veleros del ambiente..
Los sentidos golosos,
afilan su relojería,
bocetan su otra orilla,
oxigenan sus pechos de tránsito
donde suspiran los trapecios de lo minúsculo,
cada vez mas melódico

Espejo que cultiva desorden con un fragmento de otro aliento.

Inconmensurable aliento,
sentimientos del alambique para morder los problemas,
por la enredadera nuestras suelas que mastiquen las huellas....

Engranan las Damas sus dientes en salones  de luna
desde que la instrucción habita la fibra del dragón.

El gramaje de nuestra percusión coloreada por farolillos interiores.
El barrio de los truenos que tiritan la bravura de tu nombre.
Que danzan golosas las sombras por el eco en los vacíos de la calavera.

Las dos gotas de la canción,
asaltar la transparencia de dos lágrimas caídas en una distancia,
Otra ciudad varada en el talismán de los hombres medicina,
otro instinto donde codiciar un rostro,
rastrojos de lo exaltado
con su sangre en otra crucecita de los lirios negros.

Psicodelia  del salto de nuestras mascotas a los muelles de ternura
embarcaciones que adornan el aire,
 sinfónico hemos repetido un océano,
ya te escribirá esa isla de los trópicos utópicos.