Los pensamientos que
pasaron masticando el humo y la lluvia mecánica…
acaso alientos tan
roncos de rock que den de sentir a las moscas…
islas errantes, nudos
tras los dientes…
la luna confidente
con los sembrados de las pestañas…
los caballitos por
los tiovivos de licor del ojo,
donde vendrán los lirios a berrear…
cenit de orquídeas en
las revanchas de las callejuelas.. .
jazmines para esos
versos de lozanas molineras…
de estudios de
gaviotas entre los naipes;
saltar a ti de trenes
tan oscuros,
de trenes que atraviesan rosales…
Con calculadoras de papel;
tan lentas para calcular,
de su perpetua belleza…
la cifra de farolillos que ahora pretenden
inundar nuestros caballos;
de conformidad, con la calle más azul.
El número de pajarillos que regresan con cada pausa.
La cantidad de hombrecitos de colores
que se ponen de acuerdo a la sombra de las
palabras.
Los millares de ventanas de cada jugada…
las ventanas que conversan con su noche;
donde el tiempo es la
inercia de su sonrisa
y juegan los astros
en los patios…
abrigarla con los
horizontes de los planetas
que vemos pasar por nuestra farola…