domingo, 22 de mayo de 2016

Llueve en una guitarra.










Viendo llover en una guitarra,
nuestros más pálidos rasgos,
aliados aromas de la tormenta de flores;
 borramos del corazón ,
 una dura semilla de  nuestro fruto de anhelo,
 y se nos empaña el alma,
con sus kilómetros de neón sobre la ternura del trópico;
alguna línea que nos pinta  en direcciones opuestas,
soledad heróica donde teñir banderas
Payaso en el despojo de una lágrima sobre el alambre..

Inventan Dulcineas dedos de licor
con esa guitarra donde hierven los sueños
 al calor de su sangre,
llena de moscas que danzan su aliento...
como ser un acorde de jardines del otro lado;
como un suspiro de tus fibras sensibles en cuerdas luminosas.
Un gramo de gloria en su mano,
de mendigar el tiempo,
con partituras efervescentes,
nos hablan raíces sobre nuestros pasos ,
al ritmo que tiran del carro,
en nana de dientes de rocinantes flacos...

Pajarillos sinfónicos que desgranen el sol en nuestro nido,
en el decorado que nos reinventa..
a treparme,
enredadera de besos exóticos,
a arrebatarte ,
de la fugaz sonrisa de alguna estrella.



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