Es dejarse la vida en otra letra,
los astros que surcan el corazón expandido…
y acompañar con
canciones la frondosidad de lo bello…
son los suspiros del último oleaje
y otro eslabón de los instantes de plata.
Con otro regalo de
algún rincón de luces
y el evocar sobre
fondos violetas de su ciudad.
Del lustre de los pasos
y algún aullido
compañero de acordes de los caballeros,
por chimeneas de
hadas,
y anidados con los
sueños de poetas
los paseos de la
resistencia.
Por los saltos de caballo sobre el subconsciente colectivo,
adelantémonos a
colorear lo cálido;
añadir devociones
a los sentimientos donde enraízan nuestros
juegos,
por agitar las venas
hacia su poema eterno…
en nubes de
paciencias las conquistas
y los recetarios para el alma;
pronunciarles con
cada ilusión,
que crezcan las
canciones en las ausencias.
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