“Atmósferas compañeras
del anhelo, parecéis venidas de un delirio y solamente lo que representan,
inabarcable.”
De un sol de sugestiones,
las llamadas de los
pájaros,
la alta tensión de
los salones;
los oídos del paraíso
y un aterrizaje de panteras de niebla.
De nuestras gafas
entre el tráfico,
toda de enredaderas en unas pinceladas de lluvia
y cada libertad de sus rincones blandos.
Con cada hasta pronto, cada eslabón,
cada locuacidad en trampolines de relámpago
con otra cucharadita
del repertorio de atmósferas vitaminadas;
cada búsqueda entre las solapas de las orillas más cálidas.
Las figuras entre las palabras,
una ventana en los huesos de ausencias
y unos apuntes de
efervescencias en las estelas de los tiempos.
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