sábado, 8 de julio de 2017

Escuchando nuestro ánimo.


Abrir en los libros, su gran ventana negra…
la ebullición de todos los textos
 con aromas de trenes café;
 multiplicados, nosotros bajo un sol lleno de maletas.
Gemidos por los tubos de escape;
no sé cómo puedes,
 si acaso permites;
escrito en las ferias del aire…
. Ciudades cruzando caminos,
con los estribillos a colores,
remolinos.

Corazón es la casa conforme,
 y esas calles que recogen en melodía tus  pasos…
un xilófono que nos traduce a charcos…
otra belleza que se despide con una promesa…
Aviones que rondan,
como moscas,
 los lechos aireados…
 dispuestos a sacrificar otra torre fantasma,
 cuando escuchamos la tormenta de la despensa.

Pequeñas labores diluidas en alas;
amenizas cigarra, trabajadores con casco;
los invasores verdes del ánimo en obras.
Pasados que fluyen
 por otra gema de articulaciones de pereza;
donde despejar una incógnita para respirar frutal;
 expectativas que se extienden por las vegetaciones
entreveradas del absurdo...
 desordenan niños, los pequeños cabezones;
 los limoneros en nuestras plazas de plata
 y los dedos de los parques florecen ingrávidos…



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