De cabellos pescadores
y hojas dormidas en los pájaros…
los tractores tiran
del ánimo,
se siembra la avena
en los estómagos…
de su casa,
donde no solo lo que es,
sino todo lo que se
abre…
pechos liberados en gaviotas de anhelos,
adagios blandos en
piel nueva,
quieren abrazar,
la virtud de tus rompeolas,
esas ventanas que dan al mar.
Ajedreces en algún parto de lluvias;
pintar a topos una
esperanza.
Intercambio de colores es la vida;
los sabores de los besos de la calle.
Buscaré en la tierra maestra,
en cada reverdecer literario;
rosas inquietas,
singladuras por sus verbos
y un granito de luz
en su playa…
es inspiración divina,
un corazón de mujer
tan fuerte…
No hay comentarios:
Publicar un comentario