De todas las conclusiones de las tintas olvidadas;
todos los sentimientos
en los afilados
sentidos
con que nos dibuja;
de nuestros anhelos,
cual destellos negros de toros libres
tras sus ojos;
te daré mi princesa
todos mis reinos
de un multiplicado
croar de verdes.
Del libro que nos dejó su huella de la salamandra…
todos los caballos del tintero,
paisaje-hombre en estampida;
y todos los poros son de lluvia,
otra guinda sobre la ciudad.
Susurran las familias
a los árboles de los
estudios
que sueñan con los violines…
y chamanes que habrán
de llevarte,
médium de sus
cabellos
por esos rincones inacabados…
las fogatas
bajo esas rondas de buitres amarillos;
conversaciones que decoran
y percusiones de colores,
algún hostal para hombres orquesta…
que vibren nuestros misterios en las guitarras
y nos sonría la luna morena
por esas callejuelas de las portadas.
(Dedicado para Lidia)
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