El maridaje de mi musa
con el café ,
con lo cálido de los amigos…
por favor,
mujer,
no llores nuestros puertos;
que escriban sus verdes,
que ha pasado Troya…
los licores de
lluvias en una guitarra.
Otra parada en sus sentidos
para esos trenes que nos miran …
al ecuador de una ilusión,
escandalosamente amoroso y poético…
aporta razón más
honda,
las playas de su
piel;
mi piel labrada…
inmensamente suyo
y de esos colores que saludan por lo etéreo;
que quieren definir
un rincón,
objetivamente raíz;
y me diría: s
in mi musa soy yo quien sigo,
pero más esquelético
el frío…
sin unir ilusiones con las manos azules..
No hay comentarios:
Publicar un comentario