La ciudad empañada
del vaho de su melodía;
los veleros en el frigorífico…
las acuarelas del faro de los payasos.
La hucha de palabras del mar;
los vientres bravos
de las embarcaciones distantes…
Los peatones de mohos
de los sentimientos.. .
unos cafés románticos
que despiertan a una multitud de sus despistes…
que amamanten
sonrisas nuestros lamparones…
que nos abran nuevos
portales
con esas caricaturas…
La alegría que da una dama,
que se vayan mis trineos tras sus dientes
y nos evoque en la
luna de los farolillos;
nuestras alas de
noche,
las alas celestes del
día…
paraísos remotos
que vendrán a jugar con los colores…
y el dialogo de coches entre los aros
de una bandera olímpica
para toda esa fauna de tiza.
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