Selenitas al gusto
y un rey acribillado
de guindas;
sensibilidad en un
tráfico de hormigas…
Tabernas de la noche estrellada;
otra voz de desnudas
vigas…
el café y el correo
por ferrocarriles sin ley;
las gaviotas por sus
labios de tormenta…
pescadoras por las
ramas del mar;
lo que nos ha dejado el sueño- dama
por los naipes de
napias:
Nos queda un capricho,
como un velero
viajando en una mariposa...
Nos queda un guiño
del color inevitable…
nos quedan las calles
en las piernas del rocío;
otra chispa para
buscarla,
cuando no quedan historias…
quedan compañías
por los malabares del vientre.
Nos quedan las
sonrisas exuberantes
en maquillajes de
hojas…
todo lo que acaban
los fondos de tambores;
los que han de continuarse
auscultando las
arenas…
lo que nos da igual
y todo lo que nos
ronda
en aviones melódicos.
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