También hubo pan de cuervos dorados
y biblias en blanco…
donde nos confesamos
pequeños
para caber más
adentro de su corazón…
hubo ciudades con
dibujos de barcos
y tejados de caballos…
sobre las calles con sombras de dudas;
tras alfiles
enjaulados
y lapiceros afilados
para las torres hambrientas…
un resguardo de los
sentimientos más negros;
entre leyes indómitas,
entre las pompas del símbolo;
y aún aquellos que se acostumbran
al respirar de las tardes
en un aleteo de letras
y los que esperan su
revancha
en tableros ilimitados…
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