Kikiriki,
virtud de hermandades
entre voces de trapo…
lavadoras de los
mares,
vestidos del reverdecer…
De su mano,
humanidades,
nubes de aves,
cada flash del cielo…
los punteos más
adentro
y los acuerdos de nuestros acordes;
cortapichas, trapicheos…
las goteras cálidas
de ferrocarriles
que esperan al
tintero;
nos tararean brillos
de cisne
y los rosales que
duermen acostumbrados.
Nos lían el tabaco y
los pensamientos de colores,
cada danza,
a la sombra de las chicas supersónicas.
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