A veces en sus arcoíris mueven ficha
y sus desengaños
tienen refugio entre lavadoras de lluvia
y cálidas
madrigueras,
ratoncillos de las
canciones
y andan la musas
con todas las moscas
rondando en torno al caldero…
enhebrando el tiempo
por los poros del barrio,
dos amigos en hora…
los cuencos místicos
y sus gatas de comic,
cada lector en
mayúsculas
y lo que nos
comunica,
mujer en fibra de
pan.
Las negritas
curvaturas de nuestros números
inundadas de paraísos
de trompeta
y esa luna que sonríe
a nuestro corazón en un mar de nubes…
un rumiar los
castillos para su reina…
por las calles como un abrazo de ángeles,
donde irán a
buscarla,
trepadores ,
tras algún trasplante
de habas mágicas
a nuestros huertos urbanos.
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