sábado, 15 de abril de 2017

Hogueras y guitarras.

De nebulosas dormidas
que despiertan   a un estímulo
y  precipitan
 empapándonos de sentimientos;  
cuanto de mi habrá llovido de sus cabellos,
tiestos de geranios en  un escalofrío…
 De las labores que pasan cantando…
  que respiren nuestras sensaciones,
como licor al fondo de la calle.
 Nada me gusta más que chapotear
por los charcos multicolores de las ilusiones.

Si su corazón es bueno y su belleza me absorbe…
unos versos inspirados por mares mágicos…
una secuencia de aguadas del trópico
donde sangramos alegremente
el líquido para reservas…








Quien pudiera ser para ella,
sin pretenderse,
anticipo de perfumadas glorias…
noblezas  de guitarras en torno a sus hogueras,
donde unas letras se llaman a otras ,
 y en piel de canciones
nos acercamos al cenit de su rostro.
Abriéndonos a puertas inextinguibles,
 inundando sus portales  de flores de nieve…

Un lustre de pasos de olas oscuras,
 de su mano
 y una piruleta con sabores de luna,
donde se encuentran,
 entre el rumor de multitudes,
 las calles de San Sebastian.
 Espejos reconvertidos
y gargantas de lobo
 que se confían a lo profundo.



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