Nosotros que vinimos,
de un mapa de quejidos;
a cada gesto que nos
devuelva los sentidos…
Decidme, folklores
verdes, de sus rincones en trance…
del lamparón de
oseras etéreas;
de los poetas que
disparan flores al cielo…
de los renglones como
estelas de las cafeterías…
decidme donde os
esperan,
entre los posos más grises de la piel…
de las gemas
de las psicodelias, los tronos de las deidades…
de los compañeros que tararean el calor;
donde enraíza la
ciudad y llueve la imaginación,
cada lágrima de color del árbol…
sus cabellos
pescadores,
por si nos absorbe
nuevamente la calma…
por si nos invaden los parques gigantes,
las noches de mares sin fondo…
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