Ciudad de luces de familia,
de sombras platónicas…
de la música de las palabras,
nuestras llaves de las dimensiones;
del valor de los amigos,
al corazón de Dios…
sirvamos de algo,
mi morenita;
marinerito con la mejor tela…
Arrimados los
pajarillos
con el pecho repleto de sol,
los estoicos
arcoíris…
los bailarines de las fases de luna,
dicharacheros ante un
maternal misterio.
Las ventanillas por
donde pasaron todas las artes.
Los tinteros dulces
de nuestros caballos;
esperan el inevitable ajedrez;
como esperamos
los planetas que están por llegar…
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