Aunque en un gemido más azulón,
nuestra libertad;
aunque en un cálido reloj de la entraña
se nos ha clavado
otro rincón de ciudad…
se abren ojos como grifos,
acogen las manos como los vientos;
llegan las abundancias como los ríos…
los anhelos que saltaron como gatos
por las noches de
relámpago...
Las calles guitarrean planes;
van buscando a sus princesas nuestras tribus,
trepando por canciones de luces,
para acompañar sus
voces
con nuestras percusiones
más profundas…
Los días coleccionan los mosaicos subjetivos,
los pegamentos del amor.
Las mariposas son en las rondas,
aleteos de las coincidencias;
y descorchamos de los momentos,
nuestros sentimientos;
como veleros entre burbujas doradas.
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