De tinta en la arena…
los azules castillos
y las tardes que se sonrosan
por sensaciones de
nube…
las alegrías de buen fondo
y la constelación de las hadas…
sus naipes de
fantasía
y la benevolencia de nuestras pequeñas cosas.
Como un estribillo entre venerables manos….
cada reverdecer
exótico
en un tiempo como de olas…
cada escuela cálida de una mesa amiga…
proponte con un café,
las cuadrículas trepadoras
por las orquídeas
entre coros de ideas
y las estrategias que
os esperan;
pasajeros de los trenes
que han pasado por sus sueños.
Dedicado a mi amigo Javier Monguilot.
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