Engarzadas tus luces
a nuestros anhelos,
ciudad,
de ramas y nudos,
de talismanes,
hombres…
De los retales de magias
cosidos a la literatura.
De doblar la esquina,
más retoño,
más inmerso
al fondo de la calle.
También sabroso,
entre cocteleras de
juegos;
los múltiplos de labios,
orillas de las maravillas
con sus hadas negras…
las dos súplicas de una bandera
y sus canciones de olas…
de sus tintas
de calamares de las tabernas
y los mares
acurrucados
en la primera letra.
Andarán buscando sus pasiones de fresa
en los rocinantes del brillo,
ecuadores…
de sus besos vainilla
en los barrios canela…
el desarrollo de nuestras rosas
en los colores de la mesa que compartimos.
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