….para ir a buscarla en tan sedosos tranvías con los colores del guacamayo…
entre los ecos de una meditación de calles,
con las comparsas mágicas para un duende.
Los coleccionistas de sueños amables en parcelas de musgos;
los edificios de luz que nos llaman.
Lo que nos queda del
libro que aprendimos rodando;
y los caballos, todos
iguales que en mis anteriores pescas…
Lo etéreo que hay en mí, busca lo sólido que hay en ella;
se buscan las raíces
para altares de las aves
y otro gesto de
juventudes en el gran árbol....
del folklore a los
encendidos bisontes,
esos pueblos que aviven la bendita hoguera de los horizontes.
Que acribilláramos con colores cada odio, cada codicia…
las culebras que desembocan en lo que no hemos podido
abarcar…
tantos cafés, que dictaran los faros de lo minúsculo,
entre las amistades, con desmenuzados aromas de la cotidianidad;
sus cabellos sueltos
entre musiquillas de amores…
los poemarios azules y el cierzo en vena... de guitarras y
barros;
las flechas de las
constelaciones, tras los andamios…
los sembradores de
castillos blandos ,
y la palabra que ha brotado, con mil ojos, entre recortes de
danza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario