… a los colores más
punzantes, los patios de respiraciones conformes…
recuerdo que llegaste
de esas sombras, que querían ser veleros;
de conclusiones
barridas por la inercia de todos los días…
y de pronto ese rostro, donde nos sonreía el cielo…
de garganta de agua
clara; isla donde se evaden las nubes…
de colores que
transcienden, sus besos….
Nuestras fuentes que hierven de bullicios…
alegrías de esa chica
de los peluches mágicos,
con ese libro donde
van a dormir los olivos.
Inspirando, por eso del estilo,
otro jaque de pianos
a nuestra ventana minúscula;
un sol de conciencias...
nuestros dorados campos
y las hilanderas que
tomaron nuestros instantes…
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