Un vals de los barcos
que amarramos a cielos llenos,
que se orientan por
los faros más verdes…
las criaturas que se
hacen eco,
de esos rincones que
nos dibujaron,
los que exigían de
devociones y musiquillas…
acaso otro baile,
crisol del valor,
entre máscaras ajedrezadas,
con alguna insensatez
abandonada entre una estampida de centauros…
acaso otra modernidad
que nos persiga,
con coloristas culebrillas de las salas de
estar.
Acaso las geometrías
de nuestro repertorio de corazas,
en una pizarra de los conjuntos;
la calidez en una
tertulia de cordilleras,
sentimientos como veletas,
el diario en una
cornisa de topos ebrios…
gaviota herida que
viene al piano
y nuestra gran teoría de las atracciones del
cristal,
donde cronometramos
el método de las mil rosas,
con los pájaros trompeta
y un musical esqueleto colectivo.
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