domingo, 27 de agosto de 2017

Desesperadamente rincón.

Están donde no están, la modelo, el cincel y el cielo…
desesperadamente rincón y arboladas ideas.
 El limón junto al tequila y los pájaros roncos,
 que no desinflan su pecho de palomo…
que quieren las tintas lamer sus arrullos…

de su piel con dorso de humo;
donde se evadieron, en rutas de los barcos de noche...  
hasta las efervescencias de mágicas luces
y nuestro último tango entre una criba de edificios raros…
los brillos de las golondrinas
tras releer ambientes en  la súplica de la gran plaza;
hasta donde acaba, entre horizontes en fosforito,
 nuestra última estación en manos del pobre.

 Aquellos por donde se dejó caer otro mar
 en la sed de percusiones más hondas.
El caleidoscopio de nuestras armonías
 y las conexiones de cañerías con los colores nuevos.


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