Por los talismanes de un jardinero nos encuentran,
ciudad como las olas
y un fragmento de sus planos en las líneas de la mano.
Que a veces fueron,
luna coqueta sobre tapetes vegetales,
los cronómetros de la exuberancia entre los pálidos…
un boleto de ferrocarriles que han pasado por las rosas
esencias.
Ansiedades aventureras por esas nebulosas de temperaturas en
flor,
definidas parcelas de
sentimientos condensados.
Fueron de sus chapoteos en los charcos del recuerdo,
en los gemidos de lluvia,
vitalistas de colores
que se trepan por las piernas…
los mosaicos de un rincón con las palabras esparcidas por el
aire…
en canciones de la mañana por los posos de la mirada,
compañeros de iris
oníricos;
de sus pintores del calor de acordes,
de las lentes
emocionales de los parques.
Con los trazos pastel
sobre los ecos de chicas ingrávidas,
como burbujas al cielo.
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