Coloreas con tus canciones mi barquita.
Líame,
mi habanera,
con la piel morenita
de atrapar tus oleajes.
Envuélveme con tu sonrisa
las estaciones que brillan entre sensaciones de hojarasca.
En cada amanecer de coros
refrescados del rocío
donde juegan tus esencias.
Encontrarte en las
curvaturas de lo dulce,
melodiosa en mi puzle de las sombras encendidas.
Reflejarte en cada valor que nos tarareamos;
de la belleza que se encuentra por los caminos…
De nuestros desarrollos en los destellos de la esperanza.
De los tapetes
luminosos en las armonías que nos confían.
De su rostro,
los rasgos mimosos de
las oraciones;
las semillas de anhelo en nuestros horizontes.
De nuestros cobijos en los bullicios de cada noche en su tacto,
donde ha enraizado una ternura infinita
en la que se nos ha desbordado el calor de las
palabras.
Goyo, 24 nov. 16.
Un poema dedicado para Lidia.
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