La luna refleja la luz de nuestro sueño,
en las aulas atadas
con los mundillos de orejas…
Llevarte en mi repertorio de castillos de burbujas,
con cada suspiro de
la inercia de los puertos…
de la demora en cada movimiento intrínseco de las fibras del
sentir;
en la lágrima que
lubrica los engranajes musicales del instante…
desatar los fantasmas del tapete…
Columpiar los
horizontes
y besarla veinte veces más de lo que nos permite el
tiempo.
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