Llevo soles de guía
y una fortuna tan arrugada...
donde atmósferas de nata
igualan la balanza de los cielos...
moldeamos sentimientos como cuencos...
los lobos temerosos de su corazón eléctrico...
paisajes que sugieren ciertos arreglos florales
en estómagos fieros de negra palabra.
Donde suspire su piel oscura en alivio del racimo de uva.
Huyen nuestras casas incendiadas
hacia infinitas playas de ternura.
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